tú, que vas volviendo por las calles empedradas
de Málaga en la madrugada,
que andas temeroso en la noche cerrada
y no sabes nunca a dónde te llevan los vasos.
A ti errante y perdido compañero,
qué resta de ti ya a altas horas en tu mirada?
tal vez el rojo sangre, el negro cielo?
vuelve, desconocido, a ser sincero.
solo buscas el retiro, tu descanso merecido,
que no es tal, en mi cama hecha
y dejar tu maltrecho cuerpo,
calmar las voces que te inquietan;
soltar el humo de tu pecho,
y beber del aire
que trae el viento.
descansa, demonio inconsciente,
no traigas más huestes a mi ventana,
quédate en tu infierno
con tus seres; duerme,
o no llores en la mañana
como el niño que eres.
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