Lija y terciopelo

"Puedo fingir el amor mejor que el buen poeta sus mas solemnes versos. Aciago destino no poder hacer lo mismo con el desamor. Ese toca sentirlo como lo siente ese 'yo' que..." Sonó el teléfono como un gran tópico a las tres de la mañana: “Sé mi café” dejó filtrar una voz femenina. Pensé que ultimamente yo tampoco soporto el descafeinado. Colgué y salí de la cama con un típico: “esperame aquí, espero no tardar”. Al menos eso le dije.

-He buscado el atlas blanco de tu cuerpo en advenecidos tálamos de lluvia fundida- Pensaba mientras me dirigía al ordenador.

-Hola-saludé
-Te saco de la cama?-
-Sí, ya lo sabes-
-ocupado?-
-siempre-
-ya lo sé-
-querías?-
-Necesitaba hablar contigo, no dormirme. Y sé que tú no duermes. Deberías...-
-olvídalo, estoy bien así-
-olvidar, precisamente eso xD-


Hubo una pausa.Había muchos sentidos. Dos horas después, un par de tentempiés nocturnos y varios vasos de bebidas no recomendables se terminó la conversación. Volví a la cama. Ella dormía. Lógico, había tardado. Yo no podía dormir. Lógico también. Rondé buscándola no obstante por todas las esquinas de mi vida actual. Sólo encontraba retazos, ella existía en papel, en fotos y archivos, en historias colgadas por la habitación. Pero había dejado de ser real. Lo sabía, me negaba a admitirlo. A dejar escapar ese recuerdo ahora maldito. Algo se movió en la cama. Dejé de buscar como un gilipoyas, y me fui con ella; que sí me estaba esperando. Pero yo no lo había olvidado.

Cada día, quiero más a mi gata... también.