Frasario

"Y todo comienzo esconde un hechizo"

José Knecht

29 ene 2011

Sr Guau Dixit

Puedo dejar un montón de versos de mierda escritos; si me apuráis en sánscrito, pero no temáis, ni voy a publicarlos, ni saldrán a la luz; ni tocarán el aire y el viento que les vio nacer; ni el lápiz que murió en cada giro implacable que dio a la lengua que los creo; nada tendrá cabida en ellos, ni siquiera yo, y mucho menos mi alma. Se han perdido los versos inválidos por un tiempo de historia asesina que da a sus hijos decadencia y pena en un regalo fascista para con ellos mismos, deseosos de política exánime y apagada, de poesía acabada ¡Qué digo! Enterrada bajo el gris inerte de ciudades descabelladamente descabales, enormes y cansadas que se yerguen creyendo ser imponentes, llenas de gente impotente que no cabe en un solo coche, impotentes, un solo piso o una sola comida al día porque necesitan más del resto de personas; necesitan su carne y sus huesos, y su sangre y sus vísceras para pagar un poco más de suela, gastada de pisar la arena que cuesta el pan duro de los demás; más de los que se dejan pisotear sin hacer nada para evitarlo por tener un futuro tan vacío como inútil, lleno de nada. Una nada tan grande que ni el rojo ni el azul, ni el verde o el blanco tienen cabida en ella, y tan sólo un negro interés, no interesante; asfixiante y asesino tiene lugar perpetuo en corazones vacíos sin sangre que llegue a cabezas cortadas hablando mierda por cuadros abstractos, cúbicos, parnasianos, dantescos: “compre microenemas, aleje los gases de usted, huela mejor, lávate el pelo, cepíllate los dientes, se correcto y compre bolsas de basura orgánicas y recicle". Recíclese, métase en la bolsa de basura, acabe con esto. Yo os deseo un feliz Réquiem, cerdos, mientras celebráis que andáis en círculos y “que nadie nos saque de aquí que nos sentimos seguros y arropados”, casi con alas sin compresas. Y que nadie se atreva, nunca a luchar por cruzar el mar o las montañas tan bellas y lejanas que se otean desde el horizonte. Que ¡Nadie! mire la linea difusa que separa el mar y el cielo en días en las que no existe dolor ni pena, ni horizonte ni linea divisoria entre ambos. ¡Seguid andando! En fila india, y tú, párate, no pienses y toma algo de agua mineral carbonatada decantada especialmente para caucásicos. No la compartas y siéntete extraño con el resto de un mundo tan enajenado como alienado que vomita dulces llantos infantiles sin futuro día tras día, tras día. No es decadencia cariño, amor, es que me duele, y ahora sólo se me ocurre paliar el alma mediante los sentidos como a mi amigo Henry, escaparate del cinismo en que participamos, solo, solamente se me ocurre tumbarte en un tálamo crudo y frío en contraste con el calor de tu pecho y descender mientras mis manos trémulas ascienden por tus piernas que separas para enseñarte la verdadera decadencia y culpa del placer: el amor, romper mis huesos contra la carne entregada y partir mi alma bajo el calor del sudor. Y tal vez luego llore al mirar las paredes que nos encierran y al sacar la cabeza por la ventana sienta que mi bocanada de aire esté llena de un viento hediondo; de un otra vez, aire pusilánime y apocado en que la gente vive y se acoquina como gusanos en vez de morder al sol, a la lluvia contra el viento y levantarse en un canto eterno y una marcha conjunta contra la distopía en que creemos, participamos y crecemos con nuestra inapetencia e ineptitud. Y entonces ya me contaréis de qué me sirven a mi unos versos henchidos para sentidos vacuos, ojos vacíos, inexpresivos y cerrados que prefieren el placebo de una democracia que murió con los griegos y se retuerce como se retuercen los huesos de aquellos que pensaron en que la poesía cambiaría el mundo, dominaría los corazones; que el don de la palabra retumbaría en montañas, lagos, y en los oídos de vuestra puta madre. Así que no me vengáis con que no puedo escribir con el hígado y escupiros bilis a la cara. No, porque solo me queda esto y algunos versos para evitar engrosar las listas de asesinatos o suicidios, según pille el día, haga sol, o como en todas las buenas películas, llueva porque el cielo llora al vernos desde arriba.

2 comentarios:

Pilar dijo...

Guau.

Pine Apple dijo...

Todo es bilis y decadencia últimamente. No hay quien se libre. Aunque tuviésemos la vida más feliz que se pueda imaginar y el futuro más prometedor, no podríamos evitar contagiarnos de esta atmósfera tan terrible. Yo voy a aguantar porque aún tengo natillas en la nevera y siempre queda la esperanza de que detrás venga un bizcocho xD

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Me gusta doblar los libros, subrayarlos, pero sobre todo leerlos. Me gusta mi gata, más que muchas personas. Hacer tartas. Dormir cuando pían los pájaros y estar en vigilia cuando otros duermen. Huyo del gentío. Las cosas complicadas.